EL ORDENAMIENTO UNIVERSITARIO, UNA EPISTEME



La universidad está desafiada a proponer espacios para la constitución de saberes en la diversidad de sus producciones. La reflexión teórico-epistemológica puede ser el diseño de una estrategia de investigación, donde docentes y alumnos actuemos en la realidad social, educativa y cultural, y no intentemos vanamente explicarla desde una supuesta relación causa-efecto. Vamos por modos de enseñanza y aprendizaje que promuevan instancias de estudios críticos y reflexivos. Pensamos la construcción y distribución del conocimiento acerca de los sujetos de la educación y sus prácticas desde el cambio y a partir de la intervención de todos los actores en relación con las estructuras, las teorías y los métodos para un intercambio docente/alumno creativo en la lectura, análisis y producción del trabajo científico. Elegimos un marco de operaciones amplio y comprensivo que haga posible la circulación de posicionamientos epistemológicos heterogéneos y múltiples, aquellos que ponen de manifiesto la constitutiva incompletud de los saberes. Ante ciertas tendencias a desdeñar la investigación teórica y a separarla de la práctica y sus posibles “aplicaciones” decimos no hay mejor práctica que una buena teoría...


El eje de la propuesta lo constituye el tejido de las perspectivas teóricas y sus usos: efectos que vertebran los campos disciplinares de la carrera de medicina, sus implicancias epistemológicas y sus nudos problemáticos. La enseñanza de las ciencias debería ponernos en el camino del preguntar por la posibilidad de sus legitimaciones aún a riesgo de renunciar a ellas. ¿Admite la mirada médica profesional el cruce con otras formas de conocimiento?

Esperamos poder actuar como guía en este nuevo y maravilloso camino que, a partir de este año, se abre a ustedes, futuros médicos,
donde distintos saberes comenzarán a solicitarse unos a otros con vistas a una misma meta: abrir los cotos disciplinares.


Les damos una cálida bienvenida.
Cuerpo docente.

lunes, 26 de agosto de 2013

Fetichismo de la mercancía en Karl Marx

EL COLLAR – GUY DE MAUPASSANT

El fetichismo de la mercancía en Marx es una característica de la sociedad productora de mercancías y consiste en considerar las mercancías como objetos  que satisfacen necesidades, presentándose como objetos independientes de su productor, cuando en realidad su valor proviene de las relaciones sociales que lo han producido.



La vestimenta, la comida, los autos, los celulares que usamos, se presentan en consecuencia como objetos poseedores de cualidades propias que en realidad tienen su origen en relaciones sociales de producción.

Fetichismo

(del portugués «feitiço»: artificial, fabricado). Veneración de objetos y fenómenos de la naturaleza; es una de las formas tempranas de la religión de la sociedad primitiva. El término «fetichismo» fue propuesto por el historiador y lingüista francés Charles de Brosses (1760). Al no conocer la esencia de los objetos materiales, el hombre les atribuía propiedades sobrenaturales, creía que dichos objetos (fetiches) daban satisfacción a sus necesidades. El fetichismo se halla relacionado con el totemismo y con la magia. Forma parte de muchas religiones modernas (adoración de iconos, de la cruz) (Fetichismo de la mercancía).

Fetichismo de la mercancía


Representación tergiversada, falsa e ilusoria del hombre acerca de las cosas, mercancías y relaciones de producción; surge cuando impera el régimen de la producción de mercancías basado en la propiedad privada, sobre todo bajo el capitalismo. La aparición del fetichismo de la mercancía se explica por el hecho de que los vínculos de producción entre los individuos, en la sociedad basada en la propiedad privada, no se establecen de manera directa, sino a través del intercambio de cosas en el mercado, a través de la compra y venta de mercancías, adoptan la envoltura de una mercancía (se materializan), y, como consecuencia, adquieren el carácter de relaciones entre cosas, se convierten aparentemente en propiedades de las cosas, de las mercancías. Las cosas, las mercancías creadas por los hombres empiezan, en apariencia, a dominar sobre los propios hombres. Esta materialización de las relaciones de producción entre los hombres, de la dependencia en que el hombre se encuentra respecto al movimiento espontáneo de las cosas, de las mercancías, constituye la base objetiva del fetichismo de la mercancía. En los hombres surge la idea ilusoria de que las cosas mismas, las mercancías, por su propia naturaleza, poseen ciertas propiedades misteriosas, que en realidad no poseen. El fetichismo de la mercancía oculta la verdadera situación: la subordinación del trabajo al capital, la explotación de la clase obrera. La economía política burguesa, vulgar, utiliza el fetichismo de la mercancía con el propósito de encubrir la auténtica naturaleza del capital y ocultar la causa verdadera de la explotación de la clase obrera. El primero en develar el secreto del fetichismo de la mercancía fue Marx.  

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